La apuesta de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País por la ciencia

La Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, fundada en 1764, se encuentra en el origen de las numerosas sociedades económicas que surgieron en España a mediados del siglo XVIII. Fueron los llamados “Caballeritos de Azcoitia”, unos jóvenes que se reunían en el palacio de Intsausti de esta localidad de Gipuzkoa, quienes, de la mano de Xavier María de Munibe e Idiáquez, fundaron esta sociedad, basada en el fomento de la educación, la cultura, la economía y las ciencias.

En abril de 1765, tan solo 4 meses después de su puesta en marcha, la Bascongada recibió el título de Real, tras ser aprobada por el Rey Carlos III. A partir de entonces, la entidad trabajó en aras de “cultivar la inclinación y el gusto” de la población hacia diversas ramas del conocimiento, con el objetivo de “desterrar la ignorancia”, según se desprende de sus estatutos.

Uno de los ejes en los que se centró la actividad de la Sociedad vasca fue el de las ciencias. De su mano, en 1776 se inauguró el Real Seminario Patriótico Bascongado de Bergara, considerado como el precursor de las Escuelas de Ingeniería actuales. Fue en esta institución donde se creó, en 1778, el Laboratorio Químico, en el que se impartían las cátedras de química, física y mineralogía.

Por sus aulas pasaron físicos de la talla de François Chabaneau y químicos como Joseph Louis Proust, que realizó aportaciones muy significativas a esta rama de la ciencia, ya que impartió por primera vez en España un curso universitario de química y consiguió malear el platino, descubierto por el también español Antonio de Ulloa, tal y como defienden algunos historiadores.

Fue precisamente en este centro donde los hermanos Juan José y Fausto Delhuyar lograron aislar el wolframio en 1783. Tras formarse en centros europeos de prestigio gracias a la apuesta de la Bascongada por sus socios, los hermanos Delhuyar se incorporaron como docentes al Seminario,  y fue durante este periodo cuando dieron con este elemento.

La importancia del descubrimiento queda patente si tenemos en cuenta que el wolframio es el elemento que se utiliza para la fabricación de los filamentos de las bombillas incandescentes. No obstante, Juan José y Fausto Delhuyar nunca llegaron a conocer la trascendencia real de su descubrimiento, ya que ambos fallecieron antes de que se inventara la bombilla.

Años más tarde, en 1787, el también químico Anders Nicolau Tunborg logró forjar diversas piezas de platino dentro de los mismos laboratorios y aulas.

El wolframio y el platino son los dos únicos elementos de la tabla periódica descubiertos por españoles, y no es casualidad que ambos tengan una estrecha relación con la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, que ha apostado por la ciencia en todas sus formas de manera muy clara a lo largo de los años.

La entrada de las tropas francesas en Gipuzkoa propició el cierre del Seminario desde 1794 hasta 1798, cuando reabrió después de que todo el material y los utensilios sobrevivieran a los supuestos saqueos militares. Tras varios periodos de inactividad, en 1848 se crearon la Escuela Especial de Matemáticas y la Escuela de Comercio y, dos años más tarde,  la Escuela Industrial.

Alumnos españoles, pero también de países como Cuba, México, Perú o Filipinas, coparon las aulas de estos centros, precursores de la actividad académica tal y como hoy la conocemos.