Autores: Antonio Martín Mesa, Catedrático de Economía Aplicada
Juan Manuel de Faramiñán Gilbert, Catedrático de Derecho Internacional
La profunda crisis sanitaria europea
Europa, igual que el resto del mundo, y muy particularmente algunos países de la Unión Europea (UE), tales como Italia, España y Francia, se encuentra sumida en una profunda crisis sanitaria –COVID-19- y, como consecuencia de ella, en una grave recesión económica. Las previsiones de diferentes organizaciones internacionales son realmente escalofriantes; así, el Fondo Monetario Internacional prevé que la evolución de la economía –PIB- sea este año en Francia del -7,2 por 100, en España del -8,0 por 100 y en Italia del -9,1 por 100. Item más, la propia Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, advertía de las consecuencias de la pandemia, señalando que el PIB de la Eurozona podría verse reducido en un 5,0 por 100, en el mejor de los casos, pero que podría llegar hasta el -15,0 por 100 en el peor de los escenarios posibles, abogando por la creación de un “fondo de recuperación” rápido, firme y flexible.
Uno de los problemas con los que se enfrenta la Unión Europea es la falta de conocimiento de su modelo institucional y de su funcionamiento por la mayor parte de la ciudadanía. Sin duda, es culpa de todos el no haber sabido informar a los ciudadanos europeos de una manera conveniente y didáctica, pues no todos los errores que se cometen en Europa son atribuibles a la Unión Europea, sino que, al existir una distribución de competencias, los Estados miembros siguen teniendo mucho peso. Incluso en el propio seno de la Unión, una institución como el Consejo Europeo es un instrumento al servicio de los intereses nacionales y en muchas circunstancias sirve más a favor de los nacionalismos que a favor de la integración europea.
Eurobonos
No obstante, en nuestra opinión, Europa no debe ni puede dar la espalda a cualquier país de la UE, o grupo de ellos, que se encuentren en dificultades, mucho menos en estos momentos de crisis generalizada. Somos varios los países –España, Portugal, Francia, Italia y Grecia, entre otros- los que hemos defendido la necesidad de una emisión de eurobonos que permita mutualizar la deuda, es decir, que la recuperación se financie por el conjunto de la UE. Hasta ahora esa propuesta ha contado con el rechazo frontal de Holanda, Austria y Alemania.
Sin embargo, en el único ámbito en el que la Unión Europea tiene una estructura federal, aunque a 19, que es en el Banco Central de la Unión Económica y Monetaria, éste ha tomado decisiones importantes y eficaces, siendo uno de los primeros bancos centrales en hacerlo el 18 de marzo del 2020, garantizando liquidez para los ciudadanos, por una cuantía de 750.000 millones de euros.
El Banco Central Europeo ha puesto a disposición de los países de la zona euro un plan de compra de deuda en el mercado secundario de hasta dos billones de euros, lo que está contribuyendo a mantener a los mercados soberanos fuera de las turbulencias y sin diferenciales significativos. Por su parte, los gobiernos de España e Italia sostienen que sería mejor que hubiera emisiones colectivas de deuda con el fin de aprovechar la calificación europea de la triple A. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen no ha descartado ninguna opción, entre los posibles mecanismos para reactivar la economía europea, insistiendo en que las soluciones que se adopten deberán ser rápidas, efectivas y de consenso. Se refiere a la posición defendida por países como España e Italia sobre la emisión de deuda colectiva, los llamados coronabonos. Otra vez, la confrontación de los intereses nacionales que debilitan el modelo unitario de Europa, por lo que buscando una solución rápida que supere las diferencias, la presidenta de la Comisión apuesta por apoyarse en el presupuesto comunitario, como piedra fundamental que asegure una respuesta cohesionada a la crisis.
La Europa del euro
Ya hemos afirmado en otros momentos, que la Unión Europea, que la Europa del euro, se puede estar jugando su credibilidad y, consecuentemente, su futuro, si no afronta con decisión y solidaridad la situación actual. Los líderes –jefes de Estado y de Gobierno de los países de la UE- parece que en el Consejo Europeo virtual celebrado el pasado jueves 23 de abril han empezado a poner las bases para que un “Nuevo Plan Marshall” sea posible este año en la Unión Europea.
La crisis provocada por la COVID-19 ha puesto en evidencia, una vez más, la falta de madurez política por parte de algunos gobiernos europeos que no terminan de asumir la necesaria fortaleza de una Europa unida.
A comienzos de la semana pasada, España anunciaba que propondría en el Consejo que se aprobara un “plan de reconstrucción”, basado en subvenciones directas en lugar de préstamos, cuyo importe debería rondar los 1,5 billones de euros y que se debería de materializar en los Presupuestos de la UE durante el periodo 2021-2027. Asimismo, el gobierno español defendía que los criterios de reparto tomaran en consideración desde la población afectada por la crisis, hasta el porcentaje de caída del PIB o el incremento del desempleo generado por la pandemia.
Por ello, la presidenta de la Comisión Europea, ha defendido la idea de que la Unión Europea necesita de inmediato un “Plan Marshall” a la europea, para superar la crisis provocada por la pandemia del coronavirus y se ha decantado por fortalecer el Presupuesto europeo como el único instrumento capaz de responder a la urgencia y que deberá ser negociado por los 27 Estados miembros. Sobre todo, porque, como ha indicado la presidenta, esta crisis es distinta a cualquier otra, ya que está golpeando con igual gravedad a empresas que, en otras circunstancias, serían perfectamente viables.
Una respuesta solidaria de la UE
Parece que este nuevo planteamiento, que deja al margen la emisión de eurobonos, pareció contar pronto con el beneplácito de Alemania –un aliado esencial-, lo que abría la puerta a una respuesta solidaria de la UE. Y, en efecto, el Consejo Europeo del día 23, haciéndose eco de las palabras de Emmanuel Macron: “Europa no tiene futuro si no puede encontrar una respuesta a este shock excepcional”, aprobó un primer borrador de lo que será el “Plan para la reconstrucción de la UE”, es decir, el “Plan Marshall del siglo XXI” o la creación de un “Fondo para la recuperación”. La denominación es lo de menos, ya que lo esencial es que se ha aprobado una dotación de, aproximadamente, un billón de euros –inferior a los 1,5 billones que reclamaba España- para la recuperación, además de que se contempla su inclusión en el próximo marco financiero 2021-2027, lo que significa que el mismo se financia de forma solidaria –subvenciones y no préstamos- por el conjunto de los 27 países de la Unión.
El Marco Financiero Plurianual
Por ello, en este “nuevo mundo” que se nos avecina después de la pandemia, Europa deberá permanecer unida, dejando atrás antiguas disputas y recriminaciones. Es hora de salir adelante todos juntos.
El primer paso se ha dado. Ahora la Comisión deberá preparar el Marco Financiero Plurianual (MFP) para el próximo septenio, donde se dé forma a este “plan de recuperación”. Tiene poco tiempo, puesto que el próximo Consejo Europeo se ha convocado para el día 6 de mayo. Es verdad que conciliar intereses y planteamientos de 27 países no es nada fácil, de ahí la “desesperante” lentitud de la maquinaria comunitaria. Ahora bien, en estos momentos hay que poner una “velocidad de crucero” más acelerada, puesto que la recesión puede llegar a ser de las mayores de la historia en tiempos de paz.
La presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, llegó a afirmar esta semana que el “plan de choque” de la UE podría alcanzar los 5 billones de euros. Al billón de los presupuestos, que admite puede llegar a los 1,5 demandados por España, Francia e Italia, se deberán unir 2,4 billones por el impacto del levantamiento de barreras a las ayudas estatales (subvenciones, ventajas fiscales, avales, etc.); más 330.000 millones correspondientes a la liquidez buscada por cada país, ignorando los márgenes de déficit establecidos; más otros 540.000 millones a través de préstamos para la financiación de los gobiernos, las pymes y el empleo.
Esperemos hasta el 6 de mayo y hasta las prórrogas que se den los miembros del Consejo, pero que al final se logre estar a la altura de las circunstancias. Debemos confesar que, tras esta semana, estamos más esperanzados en que la Unión Europea pueda ser protagonista de este “Nuevo Plan Marshall” que los países del Sur necesitamos. No obstante, seguiremos clamando por los eurobonos hasta vencer la resistencia de Holanda y de Alemania.